domingo, 24 de mayo de 2009

Pensamientos sobre una hormiga


La vi, casi por reflejo estaba a punto de aplastarla con mi dedo, como producto de un instinto asesino/destructivo. Era muy fácil; un toque y ya, muerta. Pero me detuve. “No sería congruente”. Me preocupó la facilidad con que lo haría, sin remordimiento porque lo he hecho antes. Ya después pensé que estaba exagerando, “matar a una hormiga no significa nada”. De todos modos no lo hice. Me preocupa la razón por la que no; ya no sé si fue porque en verdad creo que “no soy nadie para quitar esa vida” (idea que me encanta e intento vivir), o porque eso pienso por ahora para no ir al “templo”. Y es que ya no sé si es una etapa inestable en mi personalidad o simplemente soy abierto a cambiar y reconsiderar los preceptos básicos con los que me manejo en esta vida. “Creo que nadie tiene la verdad absoluta”. Y esa hormiga es un claro ejemplo: De asistir a la iglesia reformada durante la “prepa”, a estar completamente en contra del “Diseño Inteligente” a finales de mi carrera. Es un gran paso (o retroceso, dirían algunos). De llegar a un punto en que creí tener muchas respuestas, estar en relativa paz (aunque nunca completa), y hallarle sentido a lo que pasa en el mundo desde una visión judeo-cristiana, a llenarme de asco por el uso que se da a la religión, especialmente a la Cristiana Protestante. Y quiero justificar dicho cambio diciendo que las experiencias de vida, sumadas a un poco (o mucho) de información sobre las consecuencias de manejarse desde una perspectiva antropocéntrica y algo de reflexión, son razones más que suficientes para tal giro. Pero ahí esta la hormiga, que por un segundo representó la facilidad con la que puedo cambiar. Ese reflejo que casi me hace aplastarla me hizo dudar, y afirmar la fragilidad de manejarme de acuerdo a lo que pienso. Tal vez exagero. Lo cierto es que me esperan mis papás, ya se fueron a la Iglesia y yo sigo escribiendo, ya no sé si iré, al menos por compromiso. Pero la hormiga, el perro, el humano, el mundo... que reto (no debería ser) dejarlos vivir.

8 comentarios:

B. dijo...

Sí, me pasa algo parecido a mí. Sólo que yo no sé expresarlo más que en payasada y tú tienes más temple para ordenar y decir lo que sientes. Ya me sentí mal, me pasa seguido contigo. Ash.

En cuanto a la hormiga, ¡mata a la desgraciada como parte de mi venganza hacia su especie! Eso haría un amigo, gracias.

dayanna* dijo...

No la mates, ¿por qué atentar contra la vida de un ser si no te hizo nada? Maten a las termitas, esas sí son dañinas, sino preguntenle a Cristobal Nonato.

B. dijo...

Jajaja, Cristobal Nonato. Me sigue matando de risa la historia de Dayanna.

Pero, mátala.

Roque dijo...

La hormiga ha escapado.

Beto, expresarse con (ni tan) payasadas requiere más creatividad que sólo expresarlo.

Tritza dijo...

puedes matar hormigas.. pero no mates mariposas!!!!

Sara dijo...

tienes ese reflejo de cambiar espontaneamente en muchas ocasiones de la vida, lo cual me di cuenta hace mucho. Cada quien tiene derecho d cambiar de opinion, y creo q la hormiga esta agradecido y de acuerdo en q cambiaste d opinion en ese momento....

dayanna* dijo...

YAAAAAAAAAAAAAAAAA
ESCRIBE!

dayanna* dijo...

YAAAAAAAAAAAAAAAAA
ESCRIBE!